Alrededor de 10 mil migrantes, la mayoría haitianos, se encuentran concentrados en la comunidad de Necoclí, Colombia, en espera de ser autorizados para ingresar a Panamá y continuar su travesía hacia Estados Unidos.
Las autoridades colombianas y panameñas han entablado comunicaciones para evaluar la situación que se produce en Necoclí, pero sin ofrecer detalles de las acciones que se emprenderán ante la oleada de extranjeros irregulares que proceden de Haití, Senegal y otras naciones, que tienen como meta alcanzar territorio estadounidense.
A través de su cuenta de Twitter, la canciller Erika Mouynes, informó que, junto a su colega colombiana, Marta Lucia Ramírez, han estado anuentes de la situación de los extranjeros ilegales que permanecen en la frontera colombo-panameña.
"Corroboramos la situación apremiante de un numeroso grupo de migrantes irregulares de su lado de la frontera y recordamos la necesidad de coordinar paso seguro para hombres, mujeres y niños que arriesgan su vida por el Darién", anotó
la canciller Mouynes.
Desde enero a la fecha, según el ministro de Seguridad, Juan Pino, se ha permitido el paso controlado de unos 40 mil extranjeros irregulares, quienes buscan llegar a los Estados Unidos.
El gobierno panameño mantiene varios albergues en la provincia de Darién, donde a los nómadas se les presta alimentación, asistencia médica, ropa y otras facilidades básicas hasta que se les autorice continuar su trayectoria.
Personal de la Defensoría del Pueblo, representantes de la Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales prestan colaboración para que las personas puedan recibir la orientación apropiada mientras avanzan las estrategias que determinarán su estatus migratorio.
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